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Imagen cabecera Complejidad económica, tipos de interés, inflación y crecimiento económico: el cada día más complejo negocio bancario

Complejidad económica, tipos de interés, inflación y crecimiento económico: el cada día más complejo negocio bancario

Hace aproximadamente un año desde que incluí una breve colaboración sobre los desafíos de la banca en el primer número de “Quién es Quién”, directorio de las empresas de Granada, que vio la luz en el último trimestre de 2022. Pues bien, los desafíos a los que aludía en el pasado número, no sólo no se han visto superados, si bien un año es un período de tiempo excesivamente corto, sino que en muchos casos se han visto incrementados, especialmente aquellos que devienen del entorno macroeconómico, marcado por la elevada y persistente inflación, la subida de los tipos de interés y la previsible desaceleración económica que ha comenzado en el tercer trimestre de este ejercicio.

El principal problema económico con el que nos enfrentamos ahora es la elevada inflación, que está condicionando sobremanera la actuación de los Bancos Centrales y, por ende, de las entidades financieras. La primera pregunta que nos asalta es la razón de esta escalada de precios que venimos sufriendo desde que se terminó la pandemia del COVID y que todavía atenaza nuestras economías. En un principio, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo entendieron que la inflación venía motivada por un shock de oferta, consecuencia de la contracción que había experimentado la capacidad productiva mundial debido a la reciente pandemia que estábamos atravesando.

No obstante, además de los efectos de este shock de oferta, hemos de tener en cuenta las ingentes cantidades de dinero en circulación, como consecuencia de la política ultraexpansiva de los bancos centrales con el objetivo de estimular la economía. Valga como ejemplo el período de tipos negativos o las inyecciones de liquidez de los programas TLTRO. Esta política ha llevado a un incremento importante de la masa monetaria que, junto al resto de condicionantes macroeconómicos, han devenido en un importante crecimiento de la tasa de inflación que, en la Unión Europea, ha llegado a alcanzar su máximo en agosto de 2022, situándose en el 10,5%, para comenzar una senda de moderación que lo ha situado en el 3,5% al cierre de octubre.

Las primeras reacciones de la autoridad monetaria fueron bastante tibias, más aún en el caso del Banco Central Europeo, que se demoró bastante en ejecutar subidas de tipos de interés. Fue el día 27 de julio de 2022 cuando el BCE comenzó su rally alcista, interrumpiendo una prolongada época de tipos a cero, incluso negativos, que comenzó en marzo de 2016. Estas subidas de tipos han continuado hasta situarse en el 4,50% el 20 de septiembre, si bien el BCE ha anunciado una pausa hasta poder evaluar los efectos en la economía de las que ya se han llevado a cabo. A esta pausa ha contribuido, de manera decidida, el hecho de que los datos de inflación parecen moderarse en toda la zona Euro, contribuyendo a dar un respiro a los bancos centrales.

El primer efecto de este endurecimiento lo podemos observar en las subidas de los tipos de interés de referencia, especialmente el Euribor, al que están indiciadas un porcentaje importante de las hipotecas vigentes en nuestro país. El Euríbor abandonó el terreno negativo en abril de 2022, situándose en el 0.013%, y no ha abandonado la senda alcista hasta el 18 de Octubre de 2023, que se situó en el 4.196%, para comenzar una senda descendente que actualmente, a día 6 de noviembre, lo sitúa en el 4.022%. No cabe duda de que los últimos mensajes de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, en los que abogan por un mantenimiento de los tipos, pero sin subidas a corto plazo, han ayudado a esta pequeña relajación del índice.
 

Esta subida de tipos ha tenido consecuencias importantes en la evolución del crédito a las familias y empresas, que ha experimentado una importante contracción a lo largo de este ejercicio. Estas caídas en la demanda de crédito tienen varias causas que vamos a intentar explicar brevemente:

• La primera razón es de índole económica y no financiera, y viene de la mano de la subida de la inflación, lo que hace que la cesta de la compra se haya encarecido sensiblemente, disminuyendo la renta disponible de las familias y, por tanto, su capacidad de endeudamiento.

• Por el lado estrictamente financiero, las familias han visto como el importe de los ingresos que destinan al servicio de la deuda se ha incrementado sensiblemente por la subida de tipos de interés, haciendo más difícil la decisión de endeudarse. Esta misma subida de tipos ha hecho que las familias opten por amortizar anticipadamente, al menos en parte, sus préstamos, al objeto de disminuir sus pagos mensuales. 

• Por último, las entidades financieras, como consecuencia del deterioro económico generalizado, han endurecido las condiciones de acceso al crédito, intentando salvaguardarse, en la medida de lo posible, del tan anunciado repunte que va a experimentar la tasas de dudosidad en el futuro cercano.

• Por lo que a las empresas atañe, el endurecimiento de las condiciones económicas y financieras, junto a la incertidumbre reinante hacen que, en la medida de lo posible, pospongan sus decisiones de inversión. Esto se debe, por una parte, a que al rendimiento exigido a las inversiones es mayor conforme se incrementa el coste de financiación, y en segundo lugar a que las inversiones con un largo período de maduración exigen unas previsiones de estabilidad económica a largo plazo.

Visto lo anterior, y aunque el panorama económico se presenta complejo, hay razones para afrontarlo con optimismo. Nuestra provincia está experimentando un crecimiento importante, gracias al cual ya no estamos en los últimos puestos nacionales en lo que a PIB per cápita atañe, en la capital se están poniendo en marcha bastantes proyectos que deben ser un revulsivo para nuestra economía, como el Acelerador de Partículas, la ampliación de los terrenos del PTS o la nueva Ciudad de la Justicia, proyectos que nos deben ayudar a crecer como provincia. No podemos olvidar ni el sector turístico ni el primario; el primero sigue siendo un motor importante de nuestra economía, y en el primario seguimos a la vanguardia en horticultura, producción y comercialización de productos de reconocida calidad como nuestros aceites, etc.

Para apoyar estos proyectos, Caja Rural Granada cuenta con una sólida posición financiera, un gran equipo de profesionales y una implantación territorial que nos sitúa como referente en la financiación empresarial, conscientes como somos de nuestro rol en la economía granadina, como canalizador del ahorro de los particulares a las necesidades de nuestras empresas y al crecimiento económico de la provincia.

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