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Confianza en el sector

El sector de la promoción inmobiliaria ha experimentado en Granada un considerable crecimiento en los últimos años, consiguiendo sortear la incertidumbre inflacionista a través de una demanda creciente que ha acompañado a la oferta pese a la escalada tanto de los tipos de interés como de los precios.

Las proyecciones de futuro de Granada parecen halagüeñas, con la entrada de capital en sectores tecnológicos como la inteligencia artificial o el sanitario, e importantes inversiones en el sector turístico. Con todo ello Granada podría catapultarse a la posición que le corresponde.

Este desarrollo económico favorecerá a su vez el crecimiento de la promoción inmobiliaria. La demanda de personal deberá acompañarse de un incremento en la oferta de vivienda nueva, que ya estamos viendo es inferior a las necesidades actuales. Para ello debemos enfrentarnos a una serie de desafíos, tales como la escasez de suelo, motivada por la orografía granadina que se caracteriza por estar rodeada de montañas y la vega; Los arduos trámites burocráticos que ralentizan el comienzo de los proyectos con el consecuente encarecimiento del suelo, en detrimento de empresarios y compradores; la falta de una infraestructura acorde a los desplazamientos rutinarios de la población, que a menudo colapsa el cinturón con bloqueos eternos en las entradas de la ciudad; y por supuesto el incremento de los precios en los costes de construcción y las dificultades que experimentan hoy, tanto compradores como promotores, motivadas por el aumento de los tipos de interés. Pese a ello, en el ejercicio 2023 los números han sido positivos, y nos quedamos con unas expectativas de cierre, según la información que nos transmiten las entidades financieras, de unos tipos que no se elevarán demasiado o incluso se mantendrán estables, pudiendo estar cerca de máximos, y de los cuales podremos ver la desescalada durante el 2024 con un progresivo descenso en los próximos años. Esto son buenas noticias para el sector de la promoción inmobiliaria, que veía como a determinados perfiles de clientes se les complicaba más el acceso a la vivienda. Esperamos que se cumplan estas previsiones y podamos ir reduciendo la incertidumbre.

En estos años, la vivienda se ha mostrado como un valor refugio para inversores que querían defenderse de las subidas. Poder adquirir sobre plano ha ofrecido importantes ventajas en este sentido, permitiendo a los compradores congelar el precio de adquisición a uno o dos años vista.

Otro aspecto a destacar es la necesidad de adaptarnos a la nueva demanda, que desde el 2020 solicita mayores espacios de terraza, jardín, o urbanizaciones con grandes zonas comunes. Además, existe una creciente población de trabajadores nómadas digitales y de personas que esperan poder disfrutar de un mayor tiempo libre en unos años con motivo de su jubilación, tanto extranjeros como nacionales, que modifican el sentido de los tradicionales destinos vacacionales. Esta demanda busca aprovechar las bondades de la costa granadina. Lo que antes habría sido una segunda residencia ahora se convierte en la vivienda habitual o en el destino de largas temporadas. Es por ello que, tanto las administraciones de estos destinos como las empresas promotoras, debemos estar a la altura de los cambios, procurando acelerar el desarrollo de los planes parciales y dotar a estos lugares de servicios suficientes para acoger a esta nueva demanda. Desde Grupo Molina Olea hemos podido apreciar la materialización de esta tendencia en las promociones que venimos desarrollando en Playa Granada, que al encuadrarse en un clima tropical, cercano a Granada y próximo a Málaga, toma relevancia y precisa de mayores servicios de hostelería y supermercados, que estamos procurando atender con la colaboración de empresarios de estos sectores.

Las oportunidades de crecimiento y un buen rendimiento de la inversión siguen siendo posibles, los inmuebles de uso residencial continúan siendo muy apreciados por inversores, pese a las recientes dificultades que se generan desde el gobierno. Nosotros apostamos por una vivienda que goce de un valor añadido por su calidad y enclave, que responda a las expectativas de un cliente que aprecia la mejora en el diseño y busca un mayor nivel de confort en su vivienda, lo que se traslada en un menor riesgo de la inversión para el comprador. Además, hay que trasladar al cliente que se puede producir un ahorro energético a través de la mejora de calidades, repercutiendo a su vez en un mejor envejecimiento del producto y un trato más responsable con el medio ambiente.

Al igual que en el resto de los sectores, se hace necesario procurar facilitar el ejercicio del empresario, apostando por las empresas, a las que deben facilitar, desde las administraciones, su función: desarrollar, crecer y mejorar; y acompañarlas siempre con un contexto de estabilidad política y jurídica.

La incertidumbre no desaparece ni lo hará, solo cambiará el foco de nuestra inquietud, pero gracias al estado saneado del sector; al rigor, casi extenuante, de las entidades financieras; y a la creación de productos de calidad para el cliente, por empresas altamente profesionalizadas, el gran motor económico que es la promoción inmobiliaria podrá hacer frente a los posibles futuros vaivenes de la economía. 

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