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Enfoque humanista de nuestra acción social

Todos los que trabajamos en entidades relacionadas con el mundo de lo social, en un campo u otro de la acción social, en el fondo acompañamos a personas con el objetivo de orientar y facilitar procesos de cambio, procesos de transformación en sus propias vidas, para abrir nuevas posibilidades y oportunidades.

A todos nos une un claro enfoque humanista en nuestra acción social. Es clave, siempre, distinguir a la persona, su dignidad, de lo que hace, de sus actos, esté donde esté, se encuentre donde se encuentre y haga lo que haga.

 

A nosotros no nos toca enjuiciar y mucho menos condenar sino acoger, escuchar, respetar y acompañar… y, por tanto, empatizar con su realidad actual y ser muy humanos.

Y para todo esto necesitamos ayuda, tanto reconocimiento social como ayuda también económica para desarrollar nuestro trabajo. Somos vitales para el funcionamiento de nuestra sociedad, entre otras cosas porque llegamos, en muchos casos, a donde las administraciones públicas no suelen llegar, como se reconoce con naturalidad por ellas mismas. No somos la cenicienta en el engranaje social porque trabajamos desde la horizontalidad, transversalmente, en equipo y con sinergias, en red, con otros actores de la sociedad civil (como agentes del mundo financiero, de las empresas y de las distintas administraciones públicas, entre otros) por la promoción humana y la justicia social.

Igualmente es cierto que nuestras entidades sociales e instituciones tienen un gran nivel profesional y técnico, con un personal remunerado de gran valía técnica y, en ocasiones, un voluntariado encomiable. Pero no podemos estancarnos sino que debemos dar continuos pasos en este sentido. Para mí las entidades sociales en concreto, pero todas las instituciones en general, deben sustentarse en un trípode necesario:

  1. Nuestro desempeño profesional y técnico que debe tender continuamente hacia la excelencia debe estar acreditado por un certificado de calidad con su respectivo sello, que avale un trabajo sistemático por diferentes indicadores… Tender a la fecundidad de nuestras acciones que supere, por supuesto a la eficacia y a la eficiencia. No basta hacer el bien sino que hay que hacer bien el bien.
  2. Una auditoría de nuestras cuentas, con claros balances de situación y cuenta de resultados, colgados en nuestras respectivas páginas web. A mi juicio no basta con el seguimiento de nuestras cuentas por el protectorado andaluz sino que es importante una auditoria privada y externa. Así como el cumplimiento de criterios de transparencia y buenas prácticas.
  3. Nuestro personal remunerado debe estar bien remunerado, sujeto como mínimo al convenio nacional del sector, siempre que sea posible y la administración debe actualizar asimismo sus tarifas cada año.

Todo esto conlleva un notable gasto de personal humano y económico pero a la postre da resultados positivos porque no es un gasto sino una inversión.

Junto a todo esto creo que tenemos seguir creciendo, sin lugar a dudas en una cultura de la evaluación. Tenemos que preguntarnos continuamente si lo que hacemos sirve para algo y si tiene influencia. ¿Qué impacto tiene? Esa es nuestra mejor gratificación, reconocimiento, esperanza y alegría.
 

Manuel Mingorance Carmona

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